Soft Skills. La media naranja del proceso formativo
Las demandas técnicas de la sociedad de la información son cada vez mayores y más específicas. El acceso a los diferentes puestos laborales requiere de unas habilidades y competencias adquiridas generalmente a través de la formación académica y cuyo producto va acompañado de un título que acredita la posesión de tales habilidades y conocimientos. Este conjunto de habilidades y competencias son las denominadas “hard skills” o habilidades duras y son específicas de cada ámbito formativo. Hasta hace unos años estas eran las mejor consideradas y prácticamente contaban con el monopolio de todo currículum, sin embargo, en la última década, les han salido otras “blandas” pero fuertes competidoras: las “soft skills”.
Las soft skills o habilidades blandas, a pesar de que su por su engañoso nombre puedan parecer poco relevantes, constituyen la otra mitad indispensable del proceso formativo. Estas habilidades son aquellas relacionadas con la actitud, el desempeño a la hora de trabajar o la interpersonalidad. En definitiva, incluyen todas aquellas habilidades no técnicas que aportan un valor distinguido al trabajador o estudiante y que le permite desenvolverse con éxito en su labor.
Si bien el aprendizaje de las habilidades técnicas tiene una estructura de ciclo cerrado y de resultados objetivamente medibles mediante pruebas de nivel, de acceso o titulaciones y certificados, las soft skills requieren de más tiempo y puesta en práctica para su desarrollo. Además será mediante el ejercicio en la propia práctica laboral y formativa cuando podrán observarse. Esto no implica que no puedan ser aprendidas o trabajadas.
Estas son algunas de las denominadas habilidades blandas:

¿Por qué son importantes para la formación y el desempeño laboral?
Estas habilidades serán cruciales para el desarrollo formativo y el desempeño laboral, ya que intervienen de forma directa en los procesos de interacción social que se darán entre compañeros de formación, trabajadores y clientes en todas y cada una de las acciones que se realicen. Contribuyen así a la construcción de un ambiente de trabajo estable, de calidad y dan lugar a la creación de redes colaborativas que mejorarán la eficacia individual y grupal de las personas que formen parte de él.
¿En qué se traduce el dominio de estas habilidades?
-En el caso del proceso formativo: mejor gestión de los aprendizajes, redes de cooperación y colaboración, mejora de las habilidades de transmisión de ideas, motivación, actitud positiva frente a nuevos retos y resiliencia.
-En el caso del desarrollo laboral: mejor valoración por parte de los clientes, compatibilidad entre los diferentes perfiles de los compañeros de trabajo, incremento de efectividad y facturación de la empresa y consolidación de equipos de calidad.
En estos tiempos en los que la distancia personal se impone por seguridad estas habilidades se hacen aún más necesarias, especialmente en ámbitos de teletrabajo y formación a distancia. La falta de contacto interpersonal y las pantallas nos demandan un esfuerzo extra en habilidades comunicativas, organización del tiempo, la comunicación y la resolución creativa de imprevistos que puedan surgir durante una videollamada. Esta circunstancia puede convertirse en una oportunidad para desarrollar con más profundidad habilidades blandas con las que ya contamos o adquirir otras.
¿Se pueden aprender? ¿Cómo adquirirlas?
Aunque las soft-skills no sean evidenciables en forma de títulos o acreditaciones de la misma forma que lo son las habilidades técnicas sí lo son en la práctica y por ello se pueden trabajar mediante formación a través del coaching, master clases, talleres, cursos de corta duración, formación online e incluso simulación de contextos y situaciones a través de la realidad virtual.
Esperamos que esta pincelada acerca de las soft-skills haya activado tus ganas de mejorar las tuyas para seguir formándote en las habilidades del futuro.